Pasan las horas, miras el reloj, el tiempo pasa,…
Solo piensas en a qué hora deberás levantarte y cómo emprenderás el próximo día.
Agobiante como poco. Quien lo sufre, sabe que se arrastra una sensación de fatiga y desesperanza.
¿Cómo podemos cambiar esto?
Debemos entender el insomnio como una manifestación de nuestra ansiedad. Deberemos pensar si sufrimos de más señales que hemos obviado como: preocupación excesiva, bloqueos o miedos que antes no existían, incapacidad para poder tomar decisiones en el día a día,agresividad o irritabilidad,…
Sí, estas pueden ser señales que normalizamos pero, que, esconden un sufrimiento y una factura emocional innecesaria.
Si hablamos de que es innecesario, ¿por qué seguir sufriendo?
Te animo a que te pongas frente al espejo y enfrentes tu asignatura pendiente: tu bienestar personal.
¡Si tú no te lo das, nadie lo hará por ti!
Nerea Bárcena. Psicóloga en Bilbao especializada en el tratamiento de la ansiedad.